28/2/19

Hola, Consuelo.


Naces de una palabra del latín, y es la suma de estos dos elementos gramaticales:
-El verbo “consolari”, que puede traducirse como “aliviar” o “calmar”.
-El sufijo “-uelo”, que se emplea como diminutivo.

Por la naturaleza de ser Consuelo, te describo: eres alguien que brinda alivio, haciendo que la angustia o la pena se sientan con menos intensidad.
Haces que las personas agobiadas por las razones que sean se sientan que tienen esperanza de algo mejor; que se sienten que no están solas; que hay alguien que les brinda apoyo.
Consuelo, no se si eres magia, o eres fuerza, alivio o milagro.

Normalmente, apareces y brindas:
Consuelo para quienes de veras sufren.
Consuelo para quienes han sufrido o sufren abusos económicos, físicos, emocionales, espirituales.
Consuelo para quienes no saben vivir en soledad, en austeridad, en la oscuridad.
Consuelo para quienes no ha habido justicia verdadera.
Consuelo para todo ser que desea quitarse la vida.
Consuelo no para los ignorantes, sino para los sabios. Quien ignora, desconoce todo; por lo tanto no necesita de ti. Quienes dicen saberlo todo, están expuestos a todo tipo de enfrentamientos y agobiantes tareas y frustraciones paralizantes; ellos necesitan de ti.
Consuelo para quien sufre, para quien llora, para quien hambre tiene, para quien enfermedad padece y para quien dice que nada tiene, nada puede y nada es.

Consuelo: Eso que das debe servir para que quienes reciben tu consuelo, se levanten, eleven su espiritu y emprendan de nuevo el camino para seguir adelante…no solo para aliviar el dolor.

Hasta pronto.

Escuela del Razonamiento 19 sept 2023