30/1/19

Hola, Duda:


Te saludo con respeto; recuerdo tu presencia por lo siguiente:

a)     Por tu objetividad, porque sé que te proyectas en los campos de la decisión y la acción,
b)    Por tu capacidad de afectar únicamente a la creencia, a la fe y/o a la validez de un conocimiento.

El respeto que te tengo es porque tu presencia induce a investigar a profundidad un tema.
Te respeto porque me haces reflexionar con relación al aprendizaje de una verdad o de una certeza.

Pero, pero, pero… (tres peros), no te saludo por el daño que provocas en los seres que dicen creer y confiar en seres amados o deseosos de amar o ser amados.

Veo que, si entras en el campo de la subjetividad, en donde las personas creen en alguien; en donde las personas confian en las palabras, promesas y acciones de los demás,  eres un “ente” que puede hacer daño. Es más, sueles dañar, sueles alejar y hacer de una relación de pareja un mundo horrible, horroroso y destructor.

Duda: te admiro, por una parte; sin embargo, por la otra, te veo con “resquemor” porque sé que haces daño. Cuando te permitimos cobrar fuerza; esa fuerza te la damos nosotros, quienes creemos más en ti que en la certeza de las palabras, promesas y hechos de otras personas.

Si sumamos los cartas que hemos enviado a: Certeza, Soledad, Sofía, Ofensa, Mentira, Verdad, Voluntad y otras más, te digo que todas ellas, y tu incluida, viven en las profundidades de nuestro ser.
Nosotros les damos vida, nosotros las usamos; las hacemos crecer o desaparecer.
Nosotros tenemos el dominio de su poder…

Y, en última instancia, cada quien decide tener certeza, sentirse ofendido, usar la mentira o la verdad, emplear la voluntad, o simplemente, dudar de todo.

Hasta pronto.

Escuela del Razonamiento 19 sept 2023