Antier le escribí al Pasado, ayer al Presente; hoy te escribo a ti, mi ansiado, deseado y soñado Futuro.
Debo decirte con honestidad que sigues siendo una espera en mi interior y una probabilidad en mis estadísticas de años de vida; por otra parte, eres un prolongado regalo del Dios del Tiempo.
Si ya llegaste, pierdes tu calificativo de futuro porque ahora tienes el calificativo de presente. Eres una ilusión en el tiempo; eres una simple espera. Tu llegada la convierte en el ahora y ese ahora es definitivamente un momento con la duración de un brevísimo instante.
Se que no llegas con regalos, ni con más salud, ni con más riquezas a nuestras vidas; nosotros llegamos a ti, porque venimos de un pasado convertido en un presente y tu llegada tan silenciosa como efímera desaparece para transformarte en un nuevo y siguiente tiempo pasado.
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Eres más veloz que el viento, más efímero que el suspiro y tan difícil de detener como tan difícil contener en mis manos la lluvia que de nuestras nubes caen.
Es definitivo: “El Tiempo llega y se va y solo experiencia nos deja.”.
Hasta pronto.