Les
escribo estas líneas, que aún desconozco cómo empezar. Han pasado 24 horas y aquí escribo:
Los
he visto en mi actividad onírica, he conversado con los tres; llenos de juventud y disfrutando su eternidad.
Sé
que en la Tierra cada uno fue como quiso ser, hizo lo que decidió hacer, y
alcanzó lo que se propuso lograr.
Hoy
recordé especialmente a Alfredo, aún en silencio y encendiendo un cigarrillo,
me dijo: “mi vida fue a mi manera: silenciosamente a solas y a solas silencio; silenciosamente
desesperado y desesperadamente silencioso.
Solamente
me dijo: “No pude expresar el por qué de mis silencios y mis silencios me impidieron
gritar. Mi grito se quedó en silencio”
Con
Arturo conversé hace cinco noches. Lo vi muy Joven, con un bigote bien recortado.
Sonriendo me dijo: estoy lleno de Paz, Profe, porque veo a mi esposa en paz.
Mis cuatro hijas, son grandes guerreras de vida. No alcanzo a ver sus dolores;
sin embargo, sé que saldrán adelante solas o acompañadas. Todas lograrán sus
sueños.
Antonio,
alegremente conversador, solo dijo que todo es maravillosamente luminoso;
maravillosamente en paz.
Se
despidió sonriendo.
Les
he escrito estas líneas, que si sé cómo terminar:
Ustedes
tres fueron hermanos llenos de talentos: Conversador y exageradamente puntual,
Antonio.
Lleno
de ingenio y estudioso profundo, Arturo. Apartado y en silencio, Alfredo. Los
saludo, respeto y gracias por sus enseñanzas y todo lo que compartimos en
cercanía o lejanía.
Saludos.