3/4/16

El arbol de 1952 en el patio de nuestras casas.


Me escribió diciendo: “estoy en silencio, ya casi no bailo al compás del viento, ni murmullo alguno susurro”.

Vivo en silencio, vivo a solas, vivo de lluvias, vientos y recuerdos,  y,  de vez en cuando, de la mirada lejana de extraños que por la calle ocho pasan, frente a la casa.

Recuerdo a Chale, Caín, Johnny, Gasparín, Genarín y a ti Cuate. Recuerdo a Lula, Tonga, Tere, Silvia, Lupita, Magaly y Yolanda. Extraño sus gritos, sonrisas y algarabías.
Añoro, también, sus gritos de victorias y lloros de derrotas en sus juegos bajo mi sombra.

Estoy en silencio mas no abandonado, cuando el viento mece mis ramas alcanzo a acariciar la casa en donde vivia Don Genero y Doña Sarita con la gran familia que formaron. El único que cerca está es el hijo de ellos, ahora convertido en un gran emprendedor, un extraordinario hermano y un gran ser humano.

Afortundamente, sigo de pie. Vivo al ritmo de las cuatro estaciones.
Sé que me recuerdan. Yo los extraño.

El árbol de su niñez.

Hasta pronto.

Escuela del Razonamiento 19 sept 2023