Cuando no tengamos nada que darle a una persona recuerda que tenemos algo maravilloso que obsequiarle: una sonrisa.
Una sonrisa no cuesta, una sonrisa no se compra, ni se vende...simplemente, se ofrece.
Recordemos que cuando no tengamos nada más qué dar, está el regalo de una sincera sonrisa.
Una sonrisa provoca alegría en el alma.
Una sonrisa aligera la carga.
Una sonrisa abre la puerta de una esperanza.
Una sonrisa contagia.
Una sonrisa suprime el dolor.
Una sonrisa da brillo a la noche más oscura.
Una sonrisa sustituye el aroma de una rosa.
Una sonrisa ilumina a los demás.
Hoy es un buen día para sonreir a todos, y reirnos con la vida.
Y, ¿Usted, sonrie?
Hasta pronto.
El amor es una nave, la sonrisa el timón.
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