Cuando terminamos una relación de cualquier índole (de afectos, de negocios, de academia, etc.) aparece, por arte de magia, o por efecto natural eso que llamamos dolor. Eso es válido, respetable y respetado. Sin embargo, me pregunto cuál es el verdadero dolor: a) ¿el haber terminado la relación? o b) ¿al enfrentarme a un nuevo paso sin el hábito de esa relación?, c) ¿o a la cómoda dependencia ejercida?.
Creo que el dolor es por cualesquiera de las tres. Asumo que deben haber muchas otras circunstancias u opciones.
El dolor de dependencia, el dolor de ausencia y el dolor de mi presencia sin la otra persona, eso nos ayuda, nos transforma y nos libera. Empecemos de nuevo con lo que siempre hemos sido: cada quien en sí mismo.
Hasta pronto.