No te reprimas, ni permitas ser reprimido(a).
Si permites que te repriman, estarás viviendo una vida que no es para ti.
Si permites que te repriman, harás cosas que nunca deseaste hacer.
Si permites que te repriman, dejas de ser tú para convertirte en un objeto de alguien más.
Si permites que te repriman, estás permitiendo que te destruyan.
Si permites que te repriman, vivirás el inicio de tu aniquilación.
Si permites que te repriman, no digas que es por tu forma de amar.
En ese momento, has firmado tu carta de renunciar a tu vida, a cambio de nada.
Si permites que te repriman, quiere decir que nunca aprendiste a respetarte; sin embargo, tienes la excusa de haber sido enseñado(a) o adoctrinado(a) de manera errónea o bien, fuiste programado(a) para ser reprimido(a).
Hasta pronto.
