Hace ya tiempo que conocí a una madre de familia
cuya hija
(Jessica, jovencita de once años) posee un gran
talento para la
pintura. Su madre tiene un solo propósito: dar a su
hija las
herramientas que necesite para desarrollarse. Decía
que ella no
importaba.
Decía, también, que vino de lejos, que ha aprendido
muchas cosas
de la vida y pocas de la ciencia.
Lo que más ha aprendido es a vivir el amor para su
hija… Ella es
lo más importante, ”Yo, de todas maneras, vida tengo
y con eso
me conformo.”
Qué gran ejemplo de una genuina madre, de poca
ciencia pero de
mucho amor; de poco dinero pero de mucha riqueza; de
poco
hablar pero de mucho actuar. Ella es un gran ejemplo
a seguir.
Pregunta 87: ¿Eres un científico del amor o un
amante de la
Ciencia?