A mi modo de pensar, sentir y expresar las cosas, el título que estoy poniendo tiene su sentido.
Me
doy cuenta que a la mayoría de nosotros ("los de la tercera edad") nos ha faltado preparación para
ir avanzando en las épocas correspondientes.
Así como no se nos preparó formalmente para la niñez y la compañía (saber hacer amigos, tratar a las personas de diferentes edades, culturas, etc, no nos hemos preparado para la vejez o edad totalmente adulta y saber estar con nosotros mismos.
Así como no se nos preparó formalmente para la niñez y la compañía (saber hacer amigos, tratar a las personas de diferentes edades, culturas, etc, no nos hemos preparado para la vejez o edad totalmente adulta y saber estar con nosotros mismos.
La
vejez no es ninguna desgracia, ni la soledad tampoco. La vejez es la
edad dorada, la edad en la que las fuerzas fisicas te abandonan
lentamente, pero no así el vigor de tu espiritu para compartir y enseñar
al que no sabe. De esa manera, no vivirás en soledad.
La
edad dorada tiene sus premios: vivir más años, tener más cosas que compartir,
tener más experiencia y saborear la grandeza de la sabiduría.
La
edad dorada es la cúspide a la que la mayoría de las personas les
gustaría llegar pero pareciendo más joven. Creo que la juventud es un
estado del alma, la jovialidad de la piel es un estado del cuerpo y,
ésta, tiene ya su programa instaurado. No se puede hacer nada que no sea
beber más agua, o beberla con más frecuencia. Se puede hacer algo muy especial: sonreir con más intensidad y compartiendola con más alegría.
La edad dorada es un regalo, la soledad una elección.
Hasta pronto.