De todos los tamaños, grosores,
colores, virtudes, vicios, que usted quiera imaginar.
En mis reflexiones me pregunto una y
otra vez más ¿estarán educando a las personas de acuerdo a su género?. Es
decir, nos enseñan el rol de hombre, o a la mujer se enseñan a ser mujer?.
Quiero concluir que la educación y enseñanza es totalmente libre de género; sin
embargo, insisto hombres y mujeres son diferentes por naturaleza, esencia,
cuerpo y significado de las emociones.
No se trata de decir, por ejemplo, que
el hombre no llora. Sería una tontería de parte mía. El hombre va a llorar como
parte de su naturaleza no por su género.
Quiero compartir algo que he conservado
durante muchos años; es un tema sobre los “verdaderos hombres” son los que
saben tratar a las mujeres.
No se trata de una lucha, ni de una guerra. Se trata de una agradable, apacible y encantadora convivencia.
Aunque usted no lo crea, existen hombres (y usted puede ser uno de ellos) que son:
Respetuosos, atentos, detallistas, cuidadosos y con una extraordinaria disposición para admirar las bellezas de la mujer: la interior y la exterior.
Y, por supuesto, con una extraordinaria inclinación por defenderla.
Debemos rescatar los buenos hábitos de los caballeros quienes dispensaban una y mil atenciones a toda mujer, quien por el hecho de serlo merece mil cuidados y detalles. Esto no es por el hecho simplista de llamar su atención sino por el hecho de expresar el respeto, veneración y admiración.
Una mujer representa la hermosura, la bondad y la verdad. La mujer está atenta a que no falte alimento, salud y crecimiento en el hogar.
El hombre representa la fuerza, la protección y el abasto.
El hombre está atento a que no falte amor, seguridad y bienes para su familia.
Hasta pronto.
Tema del Taller de Desarrollo.
Luis Molina, Autor.