Sé que me enseñaron.
Sé que mis tutores pusieron todo su esfuerzo y atención porque yo aprendiera esto, pero fue en vano.
Recuerdo que me enseñaron lo siguiente:
"La Gratitud, una virtud olvidada; en estos tiempos poco enseñada y, mucho menos, practicada."
Sé que mis tutores pusieron todo su esfuerzo y atención porque yo aprendiera esto, pero fue en vano.
Recuerdo que me enseñaron lo siguiente:
"La Gratitud, una virtud olvidada; en estos tiempos poco enseñada y, mucho menos, practicada."
A
los jóvenes de 1916 se les enseñaban que la Gratitud era la segunda
virtud del Hombre; la primera, el Honor. Para esto se enseñaba una frase
que se aprendía a temprana edad: "El Hombre agradecido es un Hombre
bien nacido."
Me enseñaron, también, dos virtudes: La del Honor y la de la Gratitud.
El
Honor es la fuerza y vigor internos del varón. Es lo que le dá la
grandeza y nobleza al Hombre ya que ese valor habla del ser que
vive dentro de él.
El
Honor es el detonador que nos lleva a defender los más altos ideales de
la persona por ella misma y por los más débiles. Por ejemplo, defender a
los niños, a los ancianos y a la mujer habla del Hombre en su dimensión
humana, ya que niños, ancianos o mujeres no tienen la fuerza para
defenderse de sus agresores.
La
Gratitud, se manifiesta en la forma en como se dice "gracias" a la
persona que otorga algo. Cuando se pronuncia esa palabra, hagamos de
cuenta que imploramos a los cielos que colme de fortaleza, armas y
escudos a esa persona para que siga caminando por la vida con fuerza,
vigor y entusiasmo.
Eso nos habla del significado de la gratitud del Hombre bien nacido.
Yo, el ingrato comparto lo que no aprendí.
Eso nos habla del significado de la gratitud del Hombre bien nacido.
Yo, el ingrato comparto lo que no aprendí.
Hasta pronto.