A todos nos suceden estas cosas, pero no es justo que por un momento de sentirse así quiere decir que toda la vida haya sido así.
Estimada sobrina: eso que sientes se llama vida. La vida tiene todos los colores, sabores y aromas. En este momento, ves el oscuro, pero voltea tu cabeza haca arriba y verás el lado luminoso. Como te conocí desde niña, observé y fui testigo de cómo tus padres te educaron, te llenaron de amor y confianza. Tu amada mamá tejió tus alas y las de todos tus hermanos, no para ser ángeles sino para poder volar.
Mira, esa "bolsa oscura" es la tela del manto de María, Nuestra Madre, que te tiene tan apretada que no te deja ver otra cosa. Da gracias por estar en su regazo.
Intentar salir, no depende de tí, mejor intenta volar, cierra tus ojos, despégate de ese bello manto y emprende el vuelo. Ese vuelo te lleva a donde las personas necesitan de tu trato, tu sonrisa y tu ejemplo.
Si sientes que te hundes, busca la parte más profunda, ya que ella te dará el soporte para lanzarte hacia las alturas.
Sé que cuando se tienen pocos años, creemos que todo ha sido difícil; y si así hubiera sido, así es como fue. En tu ser solo hay amor, aromas, colores y sabores de vida.
Todo lo que sientes se llama vivir, todo lo que sientes se llamar agradecer, se llama bendecir.
No se trata de animarte, se trata de decirte que también agradezcamos los vacíos, las oscuridades y las cosas difíciles.
Sé que tienes una fuerza en el alma, porque ví como tu mamá te armó las alas para volar.
Hasta pronto.
