Me levanté de mi silla de trabajo para tomar un receso. Me asomé por la ventana a la calle de enfrente. Primero vi, y despues contemplé a un hombre sentado en la acera alta de una banqueta, recargado en la pared de una casa justo en la esquina de esa calle. El señor cabisbajo, sus brazos caidos, cubierta su cabeza con su sombrero de paja, descansando un rato del largo camino ya andado. A su lado "esperando en silencio" un carrito de paletas.
Solo escucho su voceo de "paletaaaasss". Nada me vendió, pero qué gran ejemplo me dejó!
Pensé... y me dije "quisiera estar sentado en su lugar soñando lo que esté soñando, confiando que nadie su carrito de paletas se llevara ni cliente alguno le comprara.
Pero eso no es posible, porque yo también llevo empujando "mi carrito de paletas". Yo nada puedo vender, ni un sabor gritar, ni una campanilla sonar.
Pero eso no es posible, porque yo también llevo empujando "mi carrito de paletas". Yo nada puedo vender, ni un sabor gritar, ni una campanilla sonar.
Ese hombre cuyo nombre desconozco me ha dado un gran ejemplo: "descansar un poco antes de seguir por el camino". El final ya lo sabemos: Ese hombre, ya su campanilla sonó, ya su carrito de paletas despertó.
Saludos.
Hasta pronto.
