Observemos nuestra manos. Esta observación debe ser guiada por dos acciones: Dar y Recibir.
Imagine por un instante que coloca sus manos en posición de recibir. Si le derraman agua sobre ellas, nada permanece en ellas; si le dan cosas solamente recibirá aquellas que encajen en su espacio y peso propio de lo que reciba.
Concluyo: las manos no son tanto para Recibir como para Dar
Por su parte, cuando usamos las manos para dar algo, las empleamos para curar, proteger, acariciar, ayudar, cocinar, tocar instrumentos musicales; también, para hacer obras de arte bien sea pintura, escultura, escribir poesía, guiones cinematográficos, etc. Con las manos construimos todo un mundo de creatividad, actividad y generosidad.
Gracias por tener manos generosas.
Y, usted ¿usa sus manos para dar?
Hasta pronto.
Las manos son para dar mucho y recibir poco.
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