Quienes estamos en
constante acción e intención de desarrollar nuestro ser bien sea mejorando
algo, creando un hábito o eliminando otro, sabemos que las mañanas son para
analizar las cosas que vamos a ejecutar; las mañanas son para búsqueda de
razones y convicciones.
Las tardes son para
analizar los resultados del día, reflexionar por qué si o no logramos lo que
nos habíamos propuesto.
Ya más avanzada la
tarde, al oscurecer, es el momento de empezar a alimentar nuestro interior
con bella música, mejores tratos a todas
las personas, agradecer lo que nos ha ocurrido bien sea voluntario o
involuntario, premeditado o aparecido repentinamente.
Las cosas suceden por
algo y para algo, no importa si son por la mañana o por la tarde.
Y usted, ¿prefiere las
mañanas o las tardes para ejecutar sus tareas?
Hasta pronto.
“El amor es para vivir,
las mañanas para ejecutar y las tardes para reflexionar.”
No hay comentarios.:
Publicar un comentario