Yo debo olvidar y no expresar más lamentos y justificaciones.
A veces pienso que merezco solo las cosas buenas, que no debo tener ninguna contrariedad. Eso es falso.
La experiencia de cada día lleva consigo
un tesoro, un tesoro oculto. Lo importante es encontrarlo. Por ejemplo, en
situaciones difíciles buscamos razones de ¿por qué a mí me suceden estas
cosas?. ¿Qué he hecho para merecer este dolor?. Estas dos preguntas
encierran un mal hábito. El primero de ellos es pensar que las cosas difíciles
o las tribulaciones son exclusivamente para mí. En segundo, pensar en que el
resultado de mis acciones me llevar a recibir castigos. Esto es enemigo del desarrollo interno.
Y creo que la vida no
es así. Al menos mis casi 69 años de vida me indican que así no es. He
aprendido que cada desgracia trae una gracia escondida. He aprendido que estas
situaciones son lecciones de vida para fortalecer el espíritu; son situaciones
para aprender no para lamentar.
Lo primero que
recomiendo hacer es buscar la gracia que la desgracia trae; en segundo lugar,
buscar el tesoro oculto. La gracia escondida es un regalo y el tesoro oculto es
la sinceridad, la fortaleza del ser interior.
Y usted ¿encuentra la
gracia escondida en una desgracia?
Hasta pronto.
“El amor es para vivir,
la desgracia para aprender y la gracia para crecer.”
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