16/4/12

Yo triunfador, ante la mediocridad, me mantengo.


Cuando hablo de incomodidades personales debo confesar que la mediocridad es algo que me irrita. Desde joven aprendí el valor de la búsqueda incesante por los más altos valores del espíritu. Me enseñaron que lo primero que debería combatir en mi interior era la presencia de la mediocridad.

He visto cómo la mediocridad destruye talentos; cómo la mediocridad se alimenta de grandes sueños de otros, pero ella no crece, ni cambia, ni se transforma, al contrario, inmoviliza, paraliza y destruye. La mediocridad simplemente es eso: mediocridad sin color, ni aroma; sin dolor, ni gozo; sin esperanza, ni desesperación; sin pena, ni gloria.

La declaración de “Yo triunfador, ante la mediocridad, me mantengo” es la que recomiendo que repitas con el corazón y, por favor, combate ese terrible fantasma que se alimenta del espíritu entusiasta.

Hasta pronto.
“El amor es para vivir, el dolor para crecer.”

Escuela del Razonamiento 19 sept 2023