18/3/12

Creo en mi miel y mi hiel.


Definitivamente, hemos aprendido a compartir los sentimientos dulces que existen en el alma, hemos aprendido a emplear palabras dulces, miradas dulces, tonos de voz dulces.

Cómo me hace falta un poco de “ser dulce”, (lo digo por mí.)
Sin embargo, todos tenemos la oportunidad de empezar de nuevo.

La amargura del alma se siente cuando somos dominados por la tristeza, la desesperación, la nostalgia o el sentirnos moralmente defraudados.
Por favor, vamos a buscar darle un poco de dulzura a nuestra vida alejandola de la oscura amargura. La amargura la debemos desterrar del alma porque ella no se lo merece. Nos amargamos porque no sabemos dimensionar el valor de las cosas, las virtudes, cualidades. Recordemos que cada cosa tiene su valor y su sitio

Hasta pronto.
“El amor es para vivir, el dolor para crecer.”

Escuela del Razonamiento 19 sept 2023