Cuando una persona siente desfallecer en su camino no hay nada tan reparador, fortalecedor y reanimador como un fuerte abrazo.
Ese abrazo posee la fuerza de los vientos, la dulzura de la miel y la ternura de una canción de cuna. Ese abrazo energiza, hechiza y levanta el espíritu. Ese abrazo lleva la intención del amor de ahora, mañana y siempre.
Te digo que te abrazo con el cuerpo y te arropo con el alma.
Ese poder está en mis brazos, en tus brazos…en nuestros brazos.
Hasta pronto.