11/1/21

¡Hola, Certeza!

 Debo decirte que has sido mi gran compañía de vida. Desde que aprendí a encontrarte he disfrutado con intensidad gozosa la seguridad de saber a dónde voy, para qué y por qué voy.

Nada difícil fue encontrar la puerta para conocerte. Descubrirte fue un regalo para mí. Así que tengo la seguridad de que caminas conmigo y me acompañas a donde vaya. Tienes un rostro sereno, y normalmente sonriente. Eres toda una agradable sensación interior saber que eres parte de mi.

Debo confesarte, también, que creciste conmigo y me hiciste alcanzar lo que he deseado, cuando lo he deseado y de la forma en que lo he deseado.

Te confieso que has sido mi válvula de seguridad en todo, para todo y por todo.

Por supuesto,  conocí la duda (ya le enviaré una carta a ella, en su momento); no me angustió para nada porque, en mi diario vivir, me decía --y me sigo diciendo--, en ocasiones: “Si dudo es porque sé; si niego es porque ignoro”; así es que debo investigar y cerciorarme de lo que encuentro.

Deseo que te hagas presente en todos mis amigos, en mis compañeros de proyectos y en las personas con quienes tengo algo que hacer. Cuando llegues a ellos, saldrán de sus vidas: incertidumbres, dudas, inquietudes, desconocimientos y fastidios.

 Querida Certeza: eres parte de mi esencia. 

Gracias por acompañarme.

Hasta pronto.


Escuela del Razonamiento 19 sept 2023