Es una frase que se ha utilizado desde hace mucho tiempo; esa frase nos señala que una sola cosa, un solo evento, una sola palabra no hacen un todo. Es como si yo quisiera decir que una frase bonita hace todo un mundo maravilloso.
Pues bien, así como una sola frase no provoca cambio; ni una sola sonrisa provoca alegría, ni una sola lágrima provoca alivio, ni una sola promesa hace una realidad genuina…así también, un solo propósito no cambia un todo.
¿A dónde voy con todo esto?
A que en los próximos días escucharás -nuevamente- la palabra “propósitos de año nuevo. Bien sabes que es una añeja costumbre de hablar, hablar y hablar de propósitos.
Un solo propósito no cambia tu vida, ni tus hábitos; ni un solo deseo se convierte en otra realidad. Hacen falta muchas otras cosas. Por ejemplo, definir, con claridad, qué hábito deseas desarrollar…¿para lograr qué?
O bien un solo propósito para dejar de hacer algo. Piensa en los beneficios que te brindarán los nuevos hábitos.
El propósito del cambio personal puede ser:
En
silencio o en palabra.
En
privado o en público.
En
casa y en todas partes.
En días
difíciles y días fáciles.
De
mañana y de tarde.
De
noche y de madrugada.
En
victorias o en fracasos.
Hasta pronto.