Voy a tratar este tema dos puntos de vista: A) desde la definición del aspecto legal – jurídico, y desde las conductas esperadas entre dos personas. No trataré este concepto desde el punto de vista religioso porque no soy un incendiario, más bien soy un libertario de las personas en autocautiverio. Empecemos.
¿Qué es Culpa?
Culpa se
define por “una omisión de la conducta debida para prever y evitar el
daño.” Se manifiesta por la imprudencia, negligencia, impericia o inobservancia
de reglamentos o deberes. (Tomado de Wikipedia).
Por lo tanto:
Yo no sería culpable si hubiera evitado
un daño en mi relación con los demás, o en mi trabajo, o en la escuela.
Mi ignorancia, mi imprudencia, mi
impericia o el no haberme fijado en algo son los causantes de que yo sea
considerado culpable. Asi de sencillo es esto de la culpa.
Ahora veamos la
culpa y el dolo:
“Un ejemplo es:
si consideramos a una persona que conduce un automóvil a gran velocidad por una
calle céntrica y atropella a un peatón que cruzaba dicha arteria. Habrá conducta CULPOSA si lo hizo pensando
en que no se produciría el accidente por su habilidad para el manejo, y habrá conducta DOLOSA si condujo en tal
forma sin importarle el atropellar o no a alguien. Tal diferencia, a todas
luces subjetiva, es de difícil valoración y aún más difícil prueba en la práctica
judicial.” (Tomado de Wikipedia.)
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Ahora, mis comentarios.
La palabra culpa es muy frecuente en la vida diaria
familiar, laboral, académica, etc.
En las conductas,
expresiones verbales y comportamientos que he observado durante estos años he aprendido de personas que no quieren responder de los impactos de sus acciones. Todo
esto se debe a la falta de conciencia interior, y de darse cuenta de que no
vivimos solos, que debemos aprender a convivir con los demás, nos guste o no.
Las personas
creemos que nuestra negligencia o irresponsabilidad o ignorancia se debe a
culpas de otros: Ejemplo “Ese maestro no
sabe enseñar, por eso reprobé la materia”. “Mi papá no trabaja, por eso no estudio?. “Yo
no creo en nadie porque me decepcionaste”, etc.
Un
ejemplo muy común para “culpar a otros” es el siguiente
En mis
relaciones interpersonales yo “espero, deseo y me ilusiono” del trato que
alguien me da, y eso me hace sentir muy bien. Esto quiere decir que yo estoy depositando en
conductas de otros mi alegría, mi tranquilidad y mi felicidad.
Si esa
persona (en quien he depositado "mi confianza"), cambia de comportamientos, entonces surge una decepción en la persona
que estaba recibiendo esos “buenos tratos”.
Cuando llega la decepción, se culpa a los demás del sufrimiento o abatimiento que se está viviendo en ese momento. Entonces surge algo en el interior, “no te perdonaré lo que me hiciste sentir con tu ausencia”; “tu eres el o la culpable de mi estado de ánimo”, “haz hecho que no vuelva a creer en nadie”. Eso ya parece telenovela.
Usted o yo no debemos poner nuestra alegría de vivir en comportamientos ajenos. Yo soy la persona que me daño a mi misma; sin embargo, culpo a otros por esas sensaciones. Y digo “yo esperaba que tu…” En fin, yo decido declararme culpable o inocente.
Por favor, las terceras personas no tienen nada que ver en esto. Yo los inculpo, los incluyo en mis pensamientos, sentimientos y sufrimientos. Y eso no es sano.
Yo soy
“culpable” de mi ignorancia, mi irresponsabilidad, mi mediocridad, mis miedos,
por esperar que los demás se comporten de acuerdo a mis intereses, gustos y
preferencias, y de mi trato a los demás.
Creo que ya es tiempo de dejarme de hacerme tonto culpando a los demás por mi falta de madurez para poder vivir sin dependencias enfermizas. Una cosa es compartir mi vida con alguien y otra es depender emocionalmente de ese alguien.
Si yo soy el culpable, yo debo aprender a tomar mi vida en serio y no buscar falsos perdones para seguir cometiendo las mismas omisiones.
Hasta
pronto.