(Te aclaro que el título de este tema lo escribí en primera persona, porque deseo que cuando lo leas, te lo estés diciendo a tí mismo.)
Es definitivo que todo, depende de mi, no de lo que me hayan hecho creer los demás con relación a mi capacidades, habilidades y destrezas.
Me repito, todo depende de mi conocimiento, mi voluntad, mi acción. Todo lo que desee yo, tarde o temprano lo voy a conseguir. No pensaré nunca más en mis limitaciones, debilidades e incapacidades. Esas cosas me las dijeron, me las señalaron y yo les creí. Sin embargo, estoy a buen tiempo para recuperar mi confianza que solamente depende de mí y no de las opiniones que los demás tengan de mí.
Yo sé que puedo lograr lo que desee. Yo puedo alcanzar un sueño o dos o tres. Yo quiero depender de mis decisiones solamente. Por supuesto, que puedo pedir opiniones a los profesionales solamente.
Yo quiero deshacerme de este incómodo y mál hábito de dudar de mí. Yo puedo porque quiero, porque sé y porque lo estoy haciendo.
Estimado yo: quiero ofrecerte una disculpa por haber creido más en las opiniones de los demás que en la mía. Eso no volverá a suceder. Me lo prometo.
Hasta pronto.