Estuve ocupado alimentando mi ser interior con mis pinturas, pinceles y sueños.
Cuando estoy frente a mi lienzo me invade una sensación de vivir en la infinitud de la vida, conmigo, en mí.
El lienzo y yo frente a frente.
El lienzo espera callado y paciente la pintura que plasmaré sobre él.
El lienzo parece que sonríe, parece que me reta, parece que conmigo juega.
El lienzo es un espacio en donde la finitud de mi existencia plasma pinceladas de esperanza, pinceladas de sorpresa, pinceladas de colores; el lienzo canta.
Converso con el lienzo y mis aliados: colores y pinceles.
Ellos sosn parte de mi vida interior, de mi vida cultural y mi vida espiritual.
Los lienzos me acercan a Dios, las pinturas me cantan sus colores y los pinceles marcan los detalles.
He encontrado que mi pasión por pintar es de un mundo interior que era desconocido para mí
Vuelvo a repetir lo muchas veces comentado: "mis sueños son sueños realmente ensoñadores"
( si es pelonasmo, no importa.)...son ensoñadores.
Hasta pronto.