Es mejor decir “no quiero” a decir “no puedo”.
Al decir “no puedo” estamos evadiendo el derecho a decir “no quiero”. Posiblemente, no hemos aprendido a decir “no quiero, gracias”.
No le demos vueltas a un no quiero. Viera que sencillo es pronunciar el monosílabo No.
Recordemos que primero está nuestra libertad de elección; segundo que nuestra libertad de elegir es un gran derecho y, tercero, respetar nuestra estima al saber que somos capaces de elegir sin sentir culpa de nada y ante nadie. En las relaciones interpersonales nos hace falta respetar la libertad de elección de segundas o terceras personas. No olvidemos exigir el respeto a nuestras decisiones.
Estimado amigo(a) cuando deba decir no -por favor- dígalo. Y expréselo diciendo “no quiero”.
Aprendamos a decir “No quiero”; por supuesto, aprendamos a aceptar un “no quiero “ de los demás.
Hasta pronto.
El amor es para vivir, el dolor para crecer.”