Cuando estás acostumbrado(a) a luchar solo(a) te sientes, sin darte cuenta, con la investidura de héroe o heroína.
Cuando has caminado solo(a) un tramo de la vida es posible que aparezca el fantasma de la desesperación; es posible, que nos preguntemos: ¿y todo esto para qué?. Es el momento de reanimarse, es el momento de levantarse y seguir caminando, pero -ya no más- solo(a) porque ha llegado a ti “una mano amiga”.
Esa mano amiga está llena de fe, esperanza, ternura y alivio. Ya no estás solo(a). Ha llegado a ti, acepta esa mano y lo que ella expresa. Gracias por la respuesta.
Hasta pronto.